En nombre de todas las Misioneras desde la fe que profesamos nos unimos al dolor que sentís ante la pérdida de Aurelio y pedimos al Señor le haya acogido ya en sus entrañas de madre y le funda con Él en un abrazo. Os encomendamos para que Dios os fortalezca y sintáis su gran consuelo a través de todos los que os conocemos y os queremos.
Recibid de forma especial el abrazo de vuestra tía Petri que no puede acompañaros en estos momentos.
Sentid la paz de Dios y pensad que vuestro padre ya ha recibido la recompensa que el Señor le tenía reservada.
Que María, nuestra Madre nos acompañe y nos una más entre nosotros y con todos los que gozan ya de Dios en el cielo.
Recibid un cariñoso abrazo.